Transmitir la Fe en la Familia

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La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que aún no vemos con nuestros ojos físicamente (Hebreos 11:1). Es importante transmitir la fe en la familia porque la familia es el primer ámbito en donde los hijos pueden llegar a conocer al Señor de una manera personal y cumplir con el buen propósito de Dios para sus vidas. Transmitir la fe en la familia favorece al desarrollo de cada uno de los miembros que forman parte de la familia.

Los beneficios de transmitir la fe en la familia

Justamente, la familia es la primera escuela de fe. La familia es donde los niños aprenden sobre Dios. En una familia, todos viven con los mismos valores y creencias en Cristo, lo cual puede contagiar a otras personas a tener fe en Dios. La familia cristiana, es un instrumento que Dios usa para transmitir su amor.

Los hijos de familia en donde se transmite la fe, aprenden a ser generosos, comprensivos, serviciales y luchar por sus seres queridos. Debemos ayudar a nuestros hijos a tener una fe sólida para que puedan defenderse de los ataques de Satanás. Cuando enfrentan circunstancias difíciles, podrán sobrepasar cualquier obstáculo. Por ejemplo, si llegara haber alguien que les hiciera bullying, sabrán cómo responder con amor ante la situación, sin ser ofensivos, pero al mismo tiempo no dejar que las palabras de la otra persona le afecten, porque el niño a la niña sabe muy bien quién es en Cristo. No se dejarán definir por lo que otras personas digan de ellos, sino por lo que Dios ha dicho de ellos.

No solo los hijos se beneficiarán, sino también todos los miembros de la familia, hasta uno mismo. El tener fe en Dios impregna a cada ser querido con una paz que no hay quien la quite. Esto les permite vivir en tranquilidad, aceptarse como son, cuidar de los demás y servirle a Dios sin estrés. A medida que transmitimos la fe en familia, disfrutaremos la dicha de vivir en armonía y esto permitirá vivir en alegría, amor y generosidad.

Además, otras familias y comunidades que nos rodean también se beneficiarán cuando somos fieles y vivimos nuestras vidas al servicio de Dios.

Los pasos para transmitir la fe en familia

Guiar a los hijos a recibir a Jesús en su corazón

Primero que nada, para que los hijos tengan una experiencia personal con Dios, es necesario que reciban a Jesucristo en su corazón como su Señor y Salvador (Romanos 10:9). Allí es donde está la clave para lograr una relación personal con Él y empezar su caminar con el Espíritu Santo.

Cuando los hijos tienen una experiencia personal con Dios, es más fácil para ellos desarrollar la fe en Dios. Nada ni nadie los derrumbará, tendrán acceso a todas las respuestas que necesitan y serán unos niños sanos en todo aspecto (mental, emocional, intelectual, físico). La fe los ayudará en cualquier circunstancia de sus vidas y verán los resultados que la fe puede hacer en la vida de una persona. Cuando lleguen a la adultez es más probable que decidan continuar en el camino de la fe, y tendrán el éxito garantizado por el resto de sus vidas.

Trabajar en uno mismo como padre

Cuando vean que sus papás son amables y serviciales, los hijos se interesarán en hacer algo para su familia. Si queremos que nuestros hijos crezcan en fe, es necesario crecer en fe uno mismo. Los hijos imitan lo que un adulto hace, no lo que dice. Los niños ven las cosas que tienen a diario y es necesario que ellos nos vean haciendo todo lo necesario para vivir en fe.

Crear una rutina diaria que fomente la fe

Crear una rutina para cultivar nuestra fe es primordial. La oración nos permite acceder al poder de Dios, así que es importante dedicar tiempo todos los días a la oración, leer y meditar en la palabra de Dios. Hacer esto en familia es aún más poderoso.

El cristianismo no es una religión, sino una manera de vivir que se basa en el amor a Dios manifestado con nuestras acciones diarias. La familia cristiana, no es una familia como cualquier otra, sino que se compromete a vivir al servicio de Dios. La familia cristiana tiene el compromiso consciente de «ser familia» y permanecer unidos a pesar de las circunstancias. Dios es el centro de esa familia y por eso pueden salir adelante con una actitud victoriosa.

Espero que mi historia pueda inspirarte a vivir una vida apasionada y con propósito.
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