La Fe que Vence al Mundo

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La escritura en 1 Juan 5:4, nos dice que todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. La fe que vence al mundo es nuestra fe en Cristo.

La fe no es algo que crece naturalmente, tenemos que cultivarla diariamente si queremos verla crecer, escuchando y meditando en la palabra de Dios.

En este mundo, tenemos un enemigo que constantemente está en contra de nuestra victoria y es por eso que tenemos que luchar contra esas fuerzas. Dios está con nosotros y es para nosotros, pero tenemos que imponer el Reino de Dios aquí en la tierra para ver sus promesas cumplidas en nuestras vidas, y esto requiere fe.

En esta sección hablaremos sobre el enemigo de nuestra fe, nuestra victoria y la importancia de cultivar nuestra fe.

El enemigo de nuestra fe

El enemigo del hombre, llamado diablo o Satanás, está en contra de que tengamos fe en Dios. Al diablo también se le conoce como el príncipe de este mundo (Juan 12:31) porque tiene mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea (Efesios 6:12).

Es el diablo quien viene a robar, matar y destruir nuestra fe (John 10:10), infiltrando nuestra mente con dudas, angustias, miedo, incertidumbre. Si dejamos que estos pensamientos lleguen a nuestro corazón, y empezamos a meditar en ellos en vez de meditar en la palabra de Dios, nos dirigimos hacia una catástrofe.

Cuando meditas en pensamientos de miedo, angustia, ansiedad, no puedes pensar claramente. Sólo una cosa puede ocupar tu mente, y si dejas que estos pensamientos ocupen tu mente y se planten en tu corazón, ya no hay lugar para la palabra de Dios, ya no hay lugar para cultivar tu fe.

Si dejamos que la voz del diablo predomine en nuestra mente, nos perdemos de la victoria que Dios ha predispuesto para nosotros. Estar en esta situación

es muy peligroso porque si dejas que esto pase, pierdes tu victoria. Así que no permitas que tu fe se apague, avívala (2 Timoteo 1:6-7). Invierte tu tiempo meditando día y noche en la palabra de Dios y cultiva esa fe que vence al mundo (Josue 1:8).

Mientras estemos en este mundo, esta batalla representa una lucha constante. Satanás sabe muy bien que nuestra fe es tan poderosa que a través de ella, tenemos la capacidad de vencer al mundo (1 Juan 5:4) y hará todo lo posible para hacernos dudar de nuestra fe. Sin embargo, la diferencia para los ponen su fe en nuestro Señor Jesucristo, es que la victoria está garantizada (1 Corintios 15:57).

Nuestra victoria

Ver las promesas de Dios manifestadas en nuestras vidas representa nuestra victoria. No hay nada ni nadie que nos pueda impedir obtener esta gran victoria. Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? (Romanos 8:21)

Para obtener las promesas de Dios, necesitamos activarlas a través de la fe. Sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan (Hebreos 11:6).

La fe es algo que no podemos ver, sin embargo, podemos estar seguros de que lo que esperamos pasará porque tenemos fe en Dios. Ya sea que estemos creyendo por nuestra sanación o la sanación de algún ser querido, promoción de trabajo, incremento financiero, y activamos nuestra fe mediante la Palabra de Dios, podemos estar seguros de que obtendremos lo que le hemos pedido (Juan 14:14). La fe es nuestra garantía (Hebreos 11:1).

Dios cumple cada una de sus promesas, y los que son diligentes y se mantienen en la fe, verán el fruto manifestado en sus vidas. Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios (2 Corintios 1:20).

Cultiva tu fe

Cultivar nuestra fe es vital para poder vencer las adversidades de este mundo.

Piensa en tu fe como una semilla, ¿qué semilla quieres plantar en tu corazón? La Biblia está llena de semillas con poder y potencial para producir fruto bueno en tu vida. Estas semillas son las Promesas de Dios en las escrituras de la Biblia.

A continuación, encontrarás un ejercicio muy simple para encontrar y activar las promesas de Dios en tu corazón:

  1. Busca una escritura con referencia a la solución a tu situación

Con la ayuda del Espíritu Santo (simplemente, invítalo en tu corazón y dale gracias de antemano por su ayuda para encontrar esa semilla que necesitas), busca en tu biblia esa semilla/escritura que necesitas plantar. Esa escritura representa la promesa de Dios para ti.

  1. Repítete esa promesa una y otra vez todos los días, meditando y pensando en ella constantemente

Una vez que la encuentres, así como una semilla, tienes que plantarla, dándole los nutrientes necesarios para que pueda crecer. Haces esto cada vez que piensas, dices, actúas en esta escritura, hasta que la vez manifestada en tu vida. Y sin saber cómo crece, esa semilla crecerá:

Jesús continuó: «El reino de Dios se parece a quien esparce semilla en la tierra. Sin que este sepa cómo, y ya sea que duerma o esté despierto, día y noche brota y crece la semilla. La tierra da fruto por sí sola; primero el tallo, luego la espiga, y después el grano lleno en la espiga. Tan pronto como el grano está maduro, se le mete la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha» (Marcos 4:26-29).

  1. Escucha enseñanzas de fe

Refuerza tu fe escuchando enseñanzas de fe sobre el tema de la promesa que quieres ver en tu vida.

Este simple ejercicio te ayudará y hará crecer tu fe.  La fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo (Romanos 10:17).

Mientras el mundo está lleno de negatividad, violencia, e incertidumbre, la Palabra de Dios nos llena de paz, alegría, humildad y certeza en nuestros corazones. El diablo intentará desanimarnos para apagar nuestra fe, pero si nos enfocamos en las promesas de Dios y mantenemos una disciplina de escuchar y meditar en su Palabra constantemente, nuestra fe crecerá. Entonces, con confianza podemos decir: ¡esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe!

Espero que mi historia pueda inspirarte a vivir una vida apasionada y con propósito.
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